martes, 4 de octubre de 2011

DAÑOS COLATERALES




Antes los vagabundos, los inmigrantes, los olvidados y los que no tenían para comer, se acercaban a los comedores sociales. Comedores que gracias a voluntarios, a gente solidaria y porque no decirlo, gracias a señoritos que iban a purgar por sus pecados a estos sitios, ofrecían algo que llevarse a la boca a este grupo de personas. Ahora, nuestros gobernantes, personas caritativas donde las haya y que se han cogido un buen rebote cuando les han quitado las visas oficiales y no pueden meterse una mariscada entre pecho y espalda, a estos gobernantes se les ha ocurrido la brillante idea de denominar a estos comedores, restaurantes municipales. Y los denominan así, para que a sus nuevos comensales no le sea tan impactante el nombre o el sitio donde se han visto obligados a recurrir, debido a una crisis que ellos no la han comido, ni bebido, pero que siempre las pagan los mismos, es decir, son los daños colaterales de una guerra por el dinero y el poder. A los de las visas oficiales les da igual que unos padres recojan a sus hijos en el cole y los tengan que llevar a estos restaurantes para que puedan comer todos los días, les da igual que un niño le pregunte a sus padres porque tiene que dejar de ver los dibujos de la tele (si no les han cortado la luz), para ir a este sitio y los padres no sepan que responder. A ellos le da lo mismo, mientras que el poco dinero que hay en las arcas llegue para que les paguemos sus sueldos y ellos vivan como marqueses en un país panderetas, toros y futbol, a ellos que más le da, lo demás son daños colaterales. Al hambre hay que darle una solución inmediata y si no llega para pagar los sueldos de nuestros gobernantes, pues ajo y agua, son daños colaterales. Próximamente hablaremos de otra clase de comedores, los contenedores de los grandes centros comerciales.

España es diferente, España en definitiva es un país de panderetas, peinetas y palmeros.

Firmado:

EL RESENTIDO

No hay comentarios:

Publicar un comentario